El estrés es una respuesta natural del cuerpo, pero cuando se vuelve crónico puede afectar gravemente la salud mental y física. Para gestionarlo, es crucial establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal, permitiéndote desconectar y recargar energías. Practicar técnicas de relajación como la meditación, el mindfulness o simplemente dedicar tiempo a tus hobbies favoritos puede ser de gran ayuda. También, asegúrate de cuidar tu alimentación, ya que ciertos nutrientes, como el magnesio y las vitaminas del complejo B, juegan un papel importante en la regulación del estado de ánimo. Hablar con alguien de confianza o buscar apoyo profesional puede ser esencial si el estrés comienza a interferir con tu bienestar.
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